Datos, memoria y Series Mundiales: así se fabrica un fan - Región Digital

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miércoles, 26 de noviembre de 2025

Datos, memoria y Series Mundiales: así se fabrica un fan

Quien gane la World Series esta noche no solo levantará un trofeo: también se asegurará una legión de aficionados para las próximas décadas. 

El economista y analista de datos Seth Stephens-Davidowitz lo resume con una metáfora contundente: igual que los polluelos se imprimen con la primera figura que ven, los niños tienden a “imprimirse” con el equipo que gana cuando tienen entre 8 y 12 años. Es una ventana crítica en la que un campeonato se vuelve algo más que un resultado deportivo: se convierte en identidad.

El autor lo demuestra con datos masivos de “me gusta” en Facebook y otros registros digitales sobre aficionados al beisbol en Estados Unidos.Al cruzar lugar de residencia, año de nacimiento y equipo favorito, aparece un patrón nítido: las generaciones que crecieron durante épocas de gloria de cierto club tienen muchas más probabilidades de apoyar a ese mismo equipo de por vida. Una Serie Mundial ganada en el momento justo dispara la probabilidad de “enganchar” a millones de niños que, décadas después, seguirán comprando jerseys, viendo partidos y transmitiendo la lealtad a sus propios hijos.

Desde la psicología social se habla de identificación con el equipo: no es solo que te guste cómo juega, sino que lo integras a tu biografía. Estudios posteriores muestran que quienes desarrollan una fuerte identificación en la infancia tienden a ser los donadores más fieles, los que más entradas compran y los que mantienen el apoyo incluso cuando el rendimiento deportivo decae. Ser aficionado no es un hobby pasajero; es una forma de responder a la pregunta “¿quién soy?” con nombres de ciudades, colores y escudos.

Stephens-Davidowitz señala una diferencia interesante entre aficionados hombres y mujeres. Según su lectura de los datos, los niños varones son especialmente sensibles a ese periodo de 8 a 12 años: ahí se fija muchas veces el equipo “para toda la vida”, como le ocurrió a él con los Toronto Blue Jays, y a partir de entonces la lealtad se mantiene pese a décadas de sufrimiento deportivo. Las aficionadas, en cambio, parecen tener trayectorias más flexibles: pueden adoptar un equipo a edades distintas, a veces ligadas a relaciones familiares, amistades o incluso a figuras concretas de jugadores.

Lo fascinante para Región Digital es que todo esto ya no se estudia solo con encuestas tradicionales, sino con huellas estadísticas de comportamiento: likes, patrones de consumo, búsquedas y audiencias televisivas. A partir de estos datos, los analistas pueden reconstruir mapas generacionales de fandom y detectar cómo un título, una estrella mediática o una racha histórica cambian el paisaje de la afición. La estadística deja de ser una lista fría de porcentajes y se convierte en una biografía colectiva de pasiones deportivas.

Ese conocimiento tiene consecuencias muy concretas en la industria del deporte y el marketing. Si sabes que un campeonato en un año clave multiplicará aficionados futuros en determinadas cohortes de edad, puedes diseñar campañas, productos y experiencias dirigidas específicamente a esos niños y niñas. No se trata solo de vender boletos para el próximo partido, sino de asegurar consumidores emocionales para treinta o cuarenta años. Los clubes, las ligas y las marcas lo saben: por eso invierten tanto en relatos de pertenencia, héroes locales y contenido pensado para audiencias infantiles.

En un ecosistema donde plataformas digitales y algoritmos recomiendan contenido a partir de cada clic, esa primera chispa de identificación se ve reforzada continuamente. Si un niño busca videos del equipo campeón, el sistema le mostrará más highlights, más entrevistas, más historias emotivas, consolidando una relación que empezó quizá en una sola noche de octubre. La estadística inicial que mostró cómo se “engancha” a un fan se combina ahora con sistemas de recomendación que alimentan, día a día, la lealtad.

Por eso, cuando alguien dice que una Serie Mundial “crea una generación nueva de aficionados”, no habla en metáfora. Habla de cohortes medibles, de curvas de probabilidad y de patrones que se pueden seguir durante décadas en los datos. La psicología de la afición explica por qué nos aferramos a unos colores; la estadística muestra cuándo, dónde y con qué intensidad ocurre ese flechazo. Lo que esta noche suceda en el diamante no solo quedará en los libros de récords: también quedará grabado, silenciosamente, en la memoria de millones de futuros fans.

Basado en Seth Stephens-Davidowitz, “They Hook You When You’re Young”, The New York Times, 20 de abril de 2014.

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